El día 09 de abril de 2013 no era
un día cualquiera para nosotros los integrantes del sistema de liderazgo, era
un día donde íbamos a visitar la razón de todo este proyecto: la comunidad de
San Basilio de Palenque. A las 8 de la mañana salimos rumbo a un pedacito de
África en nuestro continente. Al llegar nos recibieron con una enorme y hermosa
sonrisa y con unas palabras que no salen de mi cabeza: Somos hermanos, bienvenidos a Palenque,
palabras impulsadoras que nos dieron un motivo más para seguir adelante con
nuestro objetivo.
La temperatura que hacía a esa hora era muy fuerte, pero no era motivo para dejar nuestra labor y no opacaba nuestros ánimos de seguir adelante con nuestras actividades. Después de un recorrido bastante enriquecedor llegamos al colegio Benkos Biohó y al entrar observamos algo que nos impactó mucho pero que al mismo tiempo nos dio un momento único al ver unos niños jugando futbol con tapas de gaseosa, fue algo muy especial que nunca olvidaremos. Después de varios minutos de silencio entre los aprendices al momento de ingresar al plantel educativo (quizás por el shock de no saber qué iba a pasar al momento de dirigirnos a esos niños), sin ningún miedo nos acercamos a ellos y rompimos el hielo iniciando un diálogo. Fue un momento maravilloso en nuestras vidas (de esos que jamás se olvidan) ver como ellos nos aceptaron tan rápidamente y que a pesar de ser unos niños que no le muestran mucho interés a su formación, son de esos que agradan por sus buenos modales por como son con sus amigos y con las personas que apenas conocen.
La temperatura que hacía a esa hora era muy fuerte, pero no era motivo para dejar nuestra labor y no opacaba nuestros ánimos de seguir adelante con nuestras actividades. Después de un recorrido bastante enriquecedor llegamos al colegio Benkos Biohó y al entrar observamos algo que nos impactó mucho pero que al mismo tiempo nos dio un momento único al ver unos niños jugando futbol con tapas de gaseosa, fue algo muy especial que nunca olvidaremos. Después de varios minutos de silencio entre los aprendices al momento de ingresar al plantel educativo (quizás por el shock de no saber qué iba a pasar al momento de dirigirnos a esos niños), sin ningún miedo nos acercamos a ellos y rompimos el hielo iniciando un diálogo. Fue un momento maravilloso en nuestras vidas (de esos que jamás se olvidan) ver como ellos nos aceptaron tan rápidamente y que a pesar de ser unos niños que no le muestran mucho interés a su formación, son de esos que agradan por sus buenos modales por como son con sus amigos y con las personas que apenas conocen.
Al recorrer las instalaciones de
la institución, observamos que sus falencias eran cada vez más grandes. Notamos
que alrededor del 80% de las sillas del colegio estaban en mal estado, que no
tienen una cancha de fútbol para jugar porque está en un deterioro casi de un
90%, entonces surgieron preguntas como: ¿Qué pasa aquí?, ¿Porque los
estudiantes no tienen lo más importante, lo más necesario en su colegio? Al
notar que ellos mismos ocasionaban el daño, nos acercamos a algunos y les
preguntamos por qué lo hacían y con unas carcajadas nos respondieron: “Nadie
nos dice nada”. A raíz de estos comportamientos, de las expresiones dichas
por parte de ellos, concluimos que no solo tenemos que llegar a los estudiantes
sino también debemos hacer un trabajo con los profesores y los padres de
familia para que nos ayuden con este proyecto y sobre todo para que tengan más
sentido de pertenencia, para que de esta manera no deban pasar tantas
necesidades y aprendan a valorar lo que tienen. Tenemos mucho trabajo por
delante, este apenas es el comienzo, las ganas nos sobran para apoyar este gran
proyecto y para aportar un granito de arena a esta hermosa comunidad rica en
cultura y con personajes que aportan grandes cosas a nuestra sociedad.
Quizás para muchos lo que hacemos
es una aventura más pero
tenemos la convicción de que mucha gente, al sentirse identificada con este
proyecto, se va a unir a nuestra causa. Esperamos que nuestra próxima visita a
Palenque sea mejor. Llegó el momento de pensar en nosotros y de que comencemos
a ayudar a nuestro prójimo y especialmente a esta comunidad que lo merece y que
es un símbolo para el mundo.